La importancia de la ética empresarial

29/10/2009

Como ya hemos indicado en un post anterior, de un tiempo a esta parte, la existencia de códigos deontológicos y una clara línea ética empresarial se ha convertido en un valor añadido más a la hora de estar presente en el mercado. El imponer estos códigos deontológicos también es misión de los responsables de recursos humanos.

Al mismo tiempo estos códigos deontológicos y normas éticas, para que verdaderamente sean válidos, es necesario que sean asumidos por todas las personas que trabajan en la organización empresarial. Normalmente los códigos deontológicos expresan respeto y consideración ante los clientes y también el buen trato a los empleados, evitando el acoso laboral y los despidos injustificados, sean estos con indemnización o sin ella.

De hecho los dos elementos antes mencionados conforman el marchamo y la impronta que dejan, tanto la empresa como sus trabajadores, en cada una de las acciones laborales que llevan a cabo. Finalmente el mercado acaba reconociendo este toque especial que deja la empresa en su actividad.

Y este reconocimiento puede conseguir fidelizar a los clientes de la misma. A lo que tienen que aspirar las empresas no es a captar al cliente que viene por primera vez, sino lograr que esos clientes repitan.

El componente ético de la empresa está íntimamente relacionado con la misión que la empresa desempeña dentro del mercado y la sociedad. Está demostrado que a medio plazo aquellas empresas que se ajustan a códigos deontológicos y éticos logran que sus proyectos pervivan en el tiempo. Una mala cultura empresarial, la vulneración de los códigos éticos finalmente se acaban volviendo contra la propia empresa, redundando en su descrédito.

Otra de las peores cosas que puede hacer una empresa es valorar exclusivamente su éxito por las ganancias de tipo económico que la misma produce. El beneficio económico, siendo el interés primordial de toda empresa, tiene que estar adornado por otra serie de virtudes que hacen que esa empresa será valorada socialmente. A fin y a la postre, toda actividad de una empresa acaba siendo un hecho social.